sábado, mayo 20, 2006

LA SPEZIA


Italia
La Spezia, Liguria
Estación de trenes
15:37 minutos
17 de Mayo, 2005


Un anciano sentado en un banco. Viste entero de jeans. Sobre su cabeza, un sombrero cowboy color negro. Lleva un pequeño bolso deslavado marca Diadora. A un costado, un perro chico, raza indefinida. Al frente del anciano, un joven en cuclillas. 18 años. Piel bronceada. Arabe (puede ser marroquí, libanés, quizás turco). Una polera blanca con el logo Levi´s sobre el pecho. Jeans y zapatillas gastadas. El viejo lo mira detenidamente. El chico le sostiene la mirada. El perro siempre tranquilo. El chico se pone de pie y se sube la polera mostrando su vientre liso. El viejo mira. El árabe se sobajea el estómago, le da la espalda y se toca los glúteos. El viejo sigue mirando. El perro muerde una de sus patas en busca de una pulga. El abuelo, siempre con la mirada al frente, busca algo entre sus bolsillos y le ofrece un cigarrillo. El chico lo recibe y lo enciende con un encendedor azul. Aspira el humo y vuelve a su lugar. El viejo abre su bragueta. El joven sonríe coquetamente y se saca la polera. El perro levanta su cabeza y mira a su amo. El viejo mete su mano blanca dentro del pantalón. Un pene flojo se asoma tímidamente. El chico dice unas palabras en un idioma del demonio y lanza una carcajada. El viejo se masturba con cara triste. El tren con destino a Rapallo llega a la estación. Decenas de turistas bajan con sus mochilas a cuestas. El abuelo detiene el movimiento de su mano y se cierra la bragueta con una mueca de decepción. El chico se pone de pie y le habla al oído. El viejo saca una billetera y le pasa un par de monedas. El perro está dormido. Un inspector grita algo en italiano. El chico se sube al tren de un sólo salto y se cierra la puerta. El tren se pone en marcha. El viejo sentado y con la mirada al frente acaricia el lomo de su perro y también se queda dormido.