miércoles, junio 13, 2012

Jíbaro, Cuentos Breves de Hugo Forno.

Apareció Jíbaro. Más de 5 años peleando a la contra. Y apareció. Es de Publicaciones Chancacazo. Se vende en varias librerías (`principalmente en Providencia y Centro). Algunas? Que Leo, Metales Pesados, Ulises, Altamira, Librería GAM, etc. Jíbaro, Cuentos Breves. Es como el blog cieloprotector aglutinado en papel. Ahora los microcuentos son de verdad. 

domingo, abril 01, 2012

TABUCCHI


Se murió Tabucchi mientras leía su libro Tristán Muere. Pienso en Tabucchi cerrando los ojos. Pienso cuando cerré su libro.

domingo, agosto 28, 2011

DETALLE


La micro se detiene en el paradero de la esquina. Varios pasajeros miran distraídamente hacia la ventana iluminada de una casa de paredes color verde. Tras el vidrio, hay una niña que llora abrazada a una mujer mayor. La mujer le acaricia el pelo lentamente. Al fondo de la pieza se ve a un hombre que las mira sin decir nada. Ahora la niña trata de salir corriendo, pero la mujer, negando con la cabeza, la detiene con fuerza. El hombre se acerca a la niña y la golpea una, dos y tres veces con un cinturón color negro. La mujer se toma la cabeza con las dos manos y mira hacia las ventanas mal iluminadas de una micro detenida frente a su casa. Los pasajeros del bus agachan sus cabezas y la mujer cierra las cortinas. Dan luz verde. El chofer acelera lentamente. La micro sigue su recorrido.

domingo, enero 02, 2011

CAJERA


Un kilo de tomates. Papel confort. Manjar para los niños. Una botella de vino blanco. Arroz. Cereales. Mayonesa. Un atado de cilantro. Cuatro cabezas de ajo. Papas fritas. Suflé de maní. Ramitas de queso. Queso gauda. Jamón pierna. Medio kilo de pan. Aceitunas negras. Salsa mexicana. Carne paraguaya. Aceite de oliva. Yogurt de frutilla. Yougurt de vainilla. Yogurt de damasco. Peras. Manzanas. Plátanos. La cajera pulsa el botón. La caja registradora marca $25.786. "Donaría los $14 al Hogar de Cristo". La clienta asiente sin mirarla a los ojos. Devuelve un par de monedas. La boleta. Y un hasta luego que congela el alma.

miércoles, septiembre 22, 2010

A LO PIGLIA


Caminamos por la calle de siempre. Me dices que tienes un resfrío de la puta madre. Me hablas del clima, del trabajo, de lo injusto que ha sido el alza en el precio de las entradas del cine. La primera vez que te vi, está diciendo, se me subieron todos los colores al rostro. La segunda, dijo, supo mantener la compostura para no desatar una guerra mundial. Mientras elegíamos una mesa en el café, me fue contando sobre lo difícil que han sido estos últimos días. Mi silencio, tu silencio, dice, es el peor castigo que hemos recibido desde el cielo. Pido un café, ella un jugo. No tomo café desde que decidí alejarme de ti, me dice. Hablamos de esto y lo otro, hasta que me haces la pregunta que no nos está permitida. Por qué tuvimos que enamorarnos? Yo no puedo amarte, dijo. Te odio, eso dijo. Pero también te amo, dijo al final. Le contesto: estás locas, sabías? Me dice: No soy loca, soy tonta. Pero a quien le importa, me dijo. Enciende un cigarro. Sí, de verdad te amo, dice. Pero también es cierto, dijo, que no puedo hacerlo. Pago el café mientras se aleja por la calle de siempre. Te amo, sí, eso dijo. Y eso era lo que importaba. El resto era paja molida.

sábado, septiembre 11, 2010

FRIO


Estuve con él. Sólo ahí. En un pieza blanca y silenciosa. Afuera se escuchaban los sollozos de la familia. Adentro nada. Le toqué la frente. Era un hielo. Su rostro cansado y sereno. Tenía mal puesta la corbata. Su pelo le caía sobre sus orejas en forma desordenada. El siempre iba bien peinado. Le toqué la mano. Le acaricié el rostro. Tuve un llanto ahogado. Me sonó el celular. Me palpitó el ojo izquierdo. Me soné. Lo toqué de nuevo. Le di un beso de despedida. Lo miré por última vez. Abrí la puerta. La cerré. Por primera vez mi abuelo era un cadáver.

sábado, agosto 28, 2010

EL NIÑO Y EL CARACOL


Felipe busca uno de sus soldaditos de plástico en el jardín del fondo. Es una calurosa tarde de enero. Su mamá mueve ollas, cucharones y platos en la cocina. Está preparando un pollo al horno y un montón de papas fritas. Lo del pollo lo intuye. Lo de las papas lo sabe. Su papá no está porque lo mandaron a la esquina a comprar una coca cola de 2 litros y un kilo de azúcar. El niño mueve las plantas y descubre un caracol moviéndose lentamente por el pasto. Hola señor don caracol, saluda Felipe. El bicho saca sus cachitos al sol, tal como dice la canción que le enseñó su tía Macarena. Le gusta su tía Macarena. Cada vez que lo recibe en el jardín infantil le pasa su suave mano por una de sus orejitas. Eso le da cosquillas y también un poco de vergüenza. El niño está encandilado con los movimientos lentos y precisos del caracol. La luz del sol hace brillar el cuerpo húmedo, blando y misteriosamente prehistórico de la babosa. Cuando Felipe decide tocar con uno de sus deditos su caparazón, el bicho, con el movimiento más rápido que se permite ejecutar, se esconde bajo su coraza. Luego de un minuto de tensa espera, el caracol vuelve a asomar su cabeza. En cuclillas y con las manos sobre sus mejillas, Felipe piensa en las manos de la tía Macarena, en el extraño bicho y en el vaso de coca cola que lo espera en la mesa. Un grito de la madre, que casi roza la histeria, lo asusta y le ordena lavarse las manos y a sentarse en la mesa. El niño se levanta, congela en su carita una mueca rabiosa y aplasta al caracol con una de sus zapatillas.

lunes, junio 07, 2010

BOSS


Cierro las puertas de la oficina. Enciendo un cigarro. Me siento sobre el escritorio. Soy Gerente General y ya gané mi primer millón de dólares. 450 personas dependen de mi buen/mal humor. Si me levanto con la pata izquierda, me convierto en la peor pesadilla de todas esas personas. Si me levanto con la derecha, los saludo, pregunto por sus familias, doy golpecitos en la espalda. Mi oficina es grande. Mi auto, mi casa también. Tengo excelente estado físico. Me acuesto con mi secretaria, con un par de amigas y tengo un matrimonio bastante feliz. Mis hijos son hermosos, sanos, estudian en buenos colegios y tienen el futuro asegurado. Mi madre descansa en la mejor casa de reposo de la ciudad. Tengo amigos influyentes, de vez en cuando subo a esquiar. Perdí a mi mejor amigo en el atentado a las Torres Gemelas. Mi único gran problema es una depresión endógena. A punta de pastillas he conseguido el éxito. Apago el cigarro. Miro por la ventana. La ciudad, el mundo a mis pies. Busco mis pastillas en los bolsillos de la chaqueta. Miro la foto de mi familia. Mi mujer Isabel. Mis hijos Mateo y Felipe. Un día de verano en un resort mexicano. Pero ahora tengo que volver a trabajar. Llevo 5 minutos perdiendo el tiempo. Y personas como yo sencillamente no podemos hacerlo.

domingo, febrero 07, 2010

DILUVIO


Así de pronto, sin más, recordó los temporales de los años 80. Del ventanal de la casa en Quilpué, desde donde veía los ciruelos del jardín doblarse por la fuerza de un viento rabioso. Antes la lluvia caía 10, 11, 12 días seguidos. Los detalles de la tormenta se conocían por las radios AM y por los rumores del pueblo que hablaban de casas inundadas, de gente con el agua hasta el cuello, de calles convertidas en verdaderos ríos salvajes. El sólo era un niño que pasaba sus vacaciones de invierno en casa de su tía. Un niño que se dejaba sorprender por el silbido del viento y el agua que golpeaba contra la ventana. Una noche de tormenta, un corte de luz lo sorprendió en medio del largo pasillo. El terror lo sintió en la espalda, luego en su estómago, finalmente en sus piernas. Aunque no hay testigos, jura que el fantasma de abuela pasó de una pieza a otra. Dice que la abuela llevaba un paraguas en la mano.

martes, diciembre 15, 2009

CORLEONE



En el único bar del pueblo de Corleone, Sicilia, pido una cerveza fría. El dueño me la sirve de mala gana, con la cara que anuncia claramente que los extranjerosfanáticosdelpadrino no son bienvenidos. Un poco tímido, un poco cansado, me siento en el fondo del bar a mirar como la lluvia golpea la única y sucia ventana del lugar. Sentado, reviso las fotos que he tomado del pueblo. Calles estrechas, balcones adornados con flores, un niño jugando con una cuerda, un tractor manejado por un anciano, los motorinos de siempre, la vieja iglesia, un puesto de verduras desfilan por la pantalla de mi cámara digital. Termino la cerveza y le pregunto al dueño del bar si puedo fumar un cigarro. Vietato contesta en un italiano duro. Aburrido me levanto de la mesa y pago los 2 euros que le debo. Grazie, digo y le dedico una tímida sonrisa. Prego, contesta el dueño sin mirarme.

domingo, diciembre 06, 2009

LA LLAMADA



El celular estaba sobre la mesa. Su dueño, exponía ante el directorio los alcances de los éxitos de la última campaña publicitaria. La vibración metálica del teléfono interrumpió levemente su discurso. El ejecutivo titubeó pero siguió hablando de cifras, público objetivo, segmentación. Incómodo, hablaba y hablaba mientras el celular vibraba y se desplazaba lentamente hacia el costado izquierdo de la mesa ejecutiva. Miró de reojo la pantalla para percatarse que su esposa lo llamaba insistentemente. El hombre siguió exponiendo. A la tercera llamada pidió excusas y tomó el teléfono con su mano derecha. Les pido un par de minutos, dijo secamente. Los otros directores aprovecharon el break para revisar sus propios celulares. El ejecutivo abrió la puerta y contestó la llamada en el pasillo. El resto de los hombres contaron un par de chistes verdes. Luego, un grito ahogado en el pasillo provocó la suspensión de la reunión hasta nuevo aviso.

martes, octubre 06, 2009

ABRIGO DE PIEL, FRENTE


No tenías por qué hacerlo. Tu decisión, como siempre, fue inesperada. De un día para otro. De un minuto a otro. Atrás quedaban los sueños, las promesas, las conversaciones idiotas, las risas de media tarde. Te acuerdas cuando nos conocimos? Caminabas por el Parque Forestal. Vestido con una camisa casi miserable y un extraño y desteñido abrigo de piel. Te acercaste a pedir un cigarro. Miré tus ojos. Recuerdo que hacía frío, que te seguían 3 perros, que tenías los pantalones arrugados. Era un día nublado, los niños jugaban por todo el Parque. Parecías el mesías de los desesperados. Un yonqui. Un monje franciscano. Creo que nos enamoramos antes de que te pasara el cigarro. Por lo menos yo. Te sentaste y me preguntaste si conocía los poemas de Rodrigo Lira, las canciones de Los Angeles Negros y las novelas de Arthur Miller (sé que quisiste decir Henry pero en ese momento te falló la memoria). A la semana ya vivíamos juntos. En mi departamento, claro. Cuando te pregunté por tu trabajo dijiste un poco de esto otro poco de aquello. Pero a esa altura ya nada importaba. Estaba prendida de ti. Me hacías el amor como un salvaje. Olías como un pordiosero. Un ángel pordiosero. A veces desaparecías y nadie sabía nada de ti. Ni siquiera el Pancho, tu amigo borracho que siempre trató de besarme a tus espaldas. Te acuerdas de aquella vez que te fui a buscar a la comisaría? Quisiste asaltar una agencia de Polla Gol armado con un poema escrito quizás en qué tugurio. Siempre fuiste un loco. Quizás eso era lo que más amé de ti. Desde el primer momento. Y bueno. Llegó el día. Recuerdo que nos quedamos dormidos con la ventana abierta. Era verano. Después de preparar tu café con leche (una cuchada de café, media de azúcar y dos chorros de leche) me dijiste que querías hablar conmigo. Te miré en silencio y me senté en la cama. Me dijiste que me amabas, que te ibas de viaje pero que pronto volverías a mis brazos. Me dijiste que era una oportunidad que no podías dejar pasar. Yo no dije nada. Nada. Tomaste una mochila, echaste un par de calcetines, tus camisas miserables y los poemas de Lira. Dijiste algo de Marruecos, de Tánger. Pasaron 5 años. 5 años que no supe nada de ti. Un día tocaron el timbre y me entregaron una carta. En la carta salía mi nombre, escrito con una letra que no era tuya y con una falta de ortografía aberrante (decía Billanueva). No tenía remitente. Dentro del sobre una foto. Ni una palabra, ni una sola pista de tu paradero, si estabas vivo o muerto, si aún me querías, si estabas en África o en San Bernardo. Nada de nada. Sólo una foto en blanco y negro. La verdad es que no te reconocí a la primera. Pero ahí estabas con tu abrigo. En la foto apareces de frente con los ojos cerrados. Alguien me dijo que tu amigo Pancho tiene otra foto tuya en la que apareces de espalda. Con el mismo corte de pelo, el mismo abrigo y también en blanco y negro. Pero no la he visto. A Pancho le perdí la pista hace rato.

jueves, junio 04, 2009

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Nuestro hombre se sentó ante la mesa vacía. Se rascó la espalda. Escuchó el silencio de las cinco y media de la mañana. Se acordó de tantas cosas. De la risa de X. De la conversación intensa de Y. De los besos de W. Encendió un cigarrillo. Lo fumó mirando la pared blanca. Se levantó y caminó hacia el balcón. Miró las luces de la ciudad. El cerro de enfrente. Sintió el frío de junio. Fue hacia la cocina. Vio los platos sucios, los ceniceros llenos, las copas de vino. Se apoyó junto al lavaplatos. Quiso llorar pero había olvidado como se hacía. Se dirigió al baño. Se miró al espejo. Los ojos rojos, las primeras canas, sus brazos flacos. Puso el despertador. Se rascó nuevamente la espalda. Tomó un libro y lo dejó rápidamente. Se acostó. Esa noche no soñó.

domingo, mayo 31, 2009

ESO NO SE HACE

Sentado en el balcón de su depto mira pasar las horas del día. Anoche tuvo un encuentro con la soledad que lo dejó insomne, malhumorado e inapetente. Soy una mala persona, repetía mentalmente una y otra vez. Hoy despertó un poco más tranquilo pero el mal humor permaneció durante el día. Incluso tuvo un fuerte intercambio de palabras con el conserje de su edificio. Cerca del mediodía quiso leer un poco, pero le fue imposible concentrarse. En la tarde, trató de comer un sándwich de jamón, trató de dormir una siesta, trató de tranquilizarse, trató de fumar menos, trató de perdonarse un poco. A esta hora, busca las palabras adecuadas para explicar su comportamiento. Pero no hay caso. La tos de fumador lo fulmina. Los ladridos de un perro lo desesperan. La culpa lo martiriza.

martes, marzo 17, 2009

FAN


Su banda favorita por primera vez se presentaba en Chile. Juntó las monedas y tres meses antes del show ya tenía su ticket en el bolsillo. Día tras día seguía las noticias sobre la gira mundial. Recortaba las fotos de la banda que aparecían en la prensa escrita. Se llenaba la boca con los nombres de sus canciones. Era capaz de recitar de memoria toda su discografía (15 discos, ni más ni menos). Noche tras noche, chateaba con otros fans dispersos por el mundo comentando las últimas presentaciones. El día en que el grupo llegó al aereopuerto los esperó con una bandera chilena que decía “Bienvenidos”. Hizo guardia en el hotel por si algún músico asomaba su cabeza por la ventana de la habitación. El día del recital amaneció con dolor de guata. Dolor que después se convirtió en una molestia permanente. Molestia que derivó en una puntada. Puntada que se transformó finalmente en una peritonitis. Esa noche lo operaron. Esa noche tocó su banda favorita. Despertó al otro día con un sabor dulzón en su boca.

domingo, enero 04, 2009

COSA DE NIÑOS

La niña lo mira desafiante y le lanza un beso. El niño, tímido y enamorado, enrojece y baja la mirada. La niña ríe maliciosamente y busca su mirada. El niño levanta levemente su rostro y conecta sus ojos con los de ella. La niña le sostiene la mirada. El niño no. La niña camina hacia él. El niño nota sus manos sudorosas y el temblor de las piernas. La niña le hace una pregunta. El niño no sabe responder. La niña dice: Yo sé que te gusto pero la verdad es que me gustan varios. El niño sale corriendo y se pone a llorar.

sábado, enero 03, 2009

2009


El hombre va con su copa de champagne al balcón. Falta un minuto para las doce de la noche. La decisión de pasar el Año Nuevo solo le parece un acto provocador. El reloj anuncia la llegada del año 2009. Se escuchan gritos. La gente es feliz. En el edificio del frente hombres y mujeres se funde en abrazos histéricos mientras dejan todos los dolores en un cajón y cruzan los dedos para que cumplan los nuevos deseos. El cielo se ilumina con el reflejo de fuegos artificiales que él, desde su ubicación, no alcanza a divisar. Parece un bombardeo que provoca aplausos y risas. El sólo mira. Sin pena, sin felicidad. Neutro. Le da un sorbo a su copa de champagne. El hombre solo mira. Con la mente en blanco. En blanco. Atento a cualquier movimiento de la ciudad.

viernes, enero 02, 2009

EDAD


Dice que la edad ya es un problema. Que tiene guata. Patas de gallo. Una hernia. Se preocupa de cuantos cigarros al día, cuantos rones en la noche. Que la acidez, el cáncer a la próstata, ese dolorcito en el pecho. Los años no han pasado en vano. No se deprime pero tampoco anda rebosante de alegría. Dice que la vida ya le ganó. Que algunos sueños no se cumplieron (convertirse en un escritor famoso, frontman de una banda de rock alternativo, conocer Budapest). Pero en su mente hay algo que lo hace sentir distinto a la gente de su edad. Igual se enorgullece de lavar los platos escuchando a Joy Division y no una canción de reggaeton.

sábado, diciembre 20, 2008

EVARISTO Y SU NIETA ANTONIA


Las penas de amor se pasan comiendo cazuelas. Así pensaba Evaristo Gutiérrez allá en su tierra, cerca de Melipilla. Un día su nieta Antonia apareció ahorcada cerca del gallinero. Su novio Raúl la había dejado por otra. La familia Gutiérrez todavía anda de luto por la bella Antonia y Don Evaristo, de vez en cuando, llora cada vez que come una cazuela.

viernes, diciembre 19, 2008

INMERSOS EN EL 8° ROUND (sin la presencia del respetable)


Cuando levantamos las cabezas

¡ZAS!

Nos quiebran el cuello de un solo paragüazo


Cuando las escondemos

Nos soban el lomo y nos entregan el más dulce de sus sexos


Esta pelea lleva más de 5.000 años

Entre ruinas de caramelos y cadáveres azucarados


Una bomba magenta ensucia los rostros de millones de ángeles desesperados

Un camión se revienta el alma frente al Túnel de la Nueva Esperanza

Un elefante se esconde atemorizado en la salida de emergencia de un supermercado africano


Y dónde está el gancho izquierdo que derrumbará la mandíbula del santo bebedor?


Aquí todo sabe a mayonesa rancia


Tu novia tiene un código de barra en las axilas

Y tus ganas de sexo se duermen en esa maldita sonrisas PEP


"Mañana viene el sol chicos

Mañana seremos todas unas putas Alicias en el País de las Maravillas"


Un/Dos Un/Dos

Te tenemos acorralado en tu esquina de mentira


Hoy la felicidad tiene nombre:

Tecno/House/Trance

Música para sacudir el mono


Y en la disco un DJ grita:

"Hey, aquí está todo bien. No hay de qué preocuparse

Los poetas ya están encerrados bajo sus tumbas de flores amarillas"


Un despertador anunca la llegada de otro día

La ciudad se levanta sonriendo

La mecanización de las almas es sólo un juego de niños

La primavera es la última estación de la vida

La última estación en esta carrera infernal


Un/Dos Un/Dos
Lanza ya ese maldito gancho izquierdo que me estoy aburriendo

(Como ostra)


El domingo inauguramos el día de los idiotas

Te gustaría participar?

Habrá regalos, sorpresas y concurso de poleras mojadas


Me duele la cabeza por escribir tantas estupideces


Un refugiado político esconde su bandera en una selva africana

Mientras un rockstar decide cantar su último hit ahorcado en el closet de su hotel

(Viejo Burroughs, hasta cuándo con tus prácticas sadomasoquistas)


Las ondas hertzianas transmiten la imagen desesperada de un niño hambriento

"Que dolor" dicen en el departamento 43 mientras engullen sus jugosos bistecs sin grasa


Ahora el vino hace bien para el corazón

OK, asaltemos las botillerías y curemos las penas de amor


La basura nos come los pies

Y el alcalde insiste en cerrar los bares de Don Sata


Ahora un asesino camina desnudo por el planeta vacío

Lleva su arma descargada y 8 balazos marcados en la espalda


La toalla cae desde el rincón sangriento


Nockout técnico al octavo round


El boxeador llora frente a un espejo de vidrio nacional


Jamás creeré en el fair play

Las patadas ennoblecen mi profesión


NOCHE DE VIERNES


Desde el living de su departamento escucha el tráfico intenso de la avenida. Se prepara un café y empieza a fumar cigarrillos. Enciende el computador, toma un libro, se pasea un poco nervioso. Recuerda el temblor de la tarde que casi le congela el alma. Recuerda los besos de una ex enamorada. Recuerda las pichangas de los amigos del barrio. Ahora se sienta en el balcón a ver pasar los autos con sus luces encendidas. Nunca le quedó claro la diferencia entre nostalgia y melancolía.

jueves, octubre 02, 2008

MENU


Almuerza todos los días en el casino de la empresa. El menú consta de entrada, plato de fondo, vaso de jugo, postre y café. Los lunes come pescado con papas cocidas. Los martes carne con puré. El miércoles se decide por el plato vegetariano. Los jueves, sopa. Y los viernes papas fritas con chuletas. Es feliz. Disfruta cada plato. En la mesa cuenta chistes, habla de la tele, de fútbol, a veces de lo difícil que está la vida. Ayer, por ejemplo, habló del cáncer de su suegro y de sus pocas posibilidades de sobrevivir. El tema le quitó el apetito a sus colegas. Pero luego de contar un chiste cochino, todo volvió a la normalidad.

miércoles, octubre 01, 2008

ESCRITOR


El escritor termina otro capítulo de su nuevo libro. Enciende un cigarrillo y se queda mirando por la ventana al gato del vecino. Le dan ganas de ir al baño. Tira la cadena, se mira al espejo y con una pinza se quita una cana. Baja por las escaleras al primer piso. Estornuda. Va por un par de galletas. Lava un vaso. Revisa la cuenta de la tarjeta de crédito. Se mete el dedo a la nariz. Se sienta en el sillón, enciende la tv y se queda dormido. Cuatro horas después, el vecino comenta a un canal de televisión que el famoso escritor nunca demostró tendencias suicidas.

AMOR CIEGO


Se miran. A veces el lanza el rayo por los ojos. A veces ella lo recibe. Hay días buenos (ella lo saluda/se pone colorada/las carcajadas inundan los rostros). Hay días malos (no cruzan miradas/un saludo frío/ni siquiera un par de palabras). El amor es tan misterioso, dice él. El amor es tan misterioso, dice ella. La otra noche, cuando él quiso acompañarla al paradero, ella bajó la mirada y fingió no verlo. La otra noche sentados al fondo de la micro se rozaron los dedos, en un gesto casi imperceptible para el resto de los pasajeros. Ella dice que duerme tranquila. El no dice nada porque sabe que no es cierto.

viernes, septiembre 12, 2008

RELOJ


Pasa horas frente al computador. Pasa horas mirando por el balcón. Pasa horas fumando un cigarrillo tras otro. Pasa horas moviendo los recuerdos de aquí para allá. Revolviendo los dolores. Quejándose de esto y lo otro. Mirándose al espejo. Contándose las canas. Sacando cuentas. Pensando en mujeres. Planeando un secuestro. Un asalto. Una muerte. Esperando algo. Pasa horas viendo pasar las horas.

lunes, junio 16, 2008

SINONIMOS



Derrumbe. Desplome. Caída. Desmoronamiento. Desprendimiento. Descenso. Bajada. Ruina. Fracaso. Catástrofe. Destrucción. Cataclismo. Siniestro. Estrago. Hundimiento. Abatimiento. Demolición. Derrocamiento. Destrucción. Desolamiento. Decadencia. Devastación. Desastre. Decaimiento. Calamidad. Hecatombe. Matanza. Poda. Infortunio. Adversidad. Desgracia. Desdicha. Desventura. Adversidad. Infelicidad. Tribulación. Desamparo. Miseria. Aflicción. Dolor. Tristeza. Martirio. Azote. Naufragio. Pérdida. Tragedia. Drama. Fatalidad. Contratiempo. Accidente. Contrariedad. Percance. Revés. Barranco. Abismo. Despeñadero. Error. Falta. Yerro. Equivocación. Desacierto. Lapso. Lapsus. Indiscreción. Culpa. Pecado. Descuido. Omisión. Distracción. Irreflexión. Ligereza. Flaqueza. Debilidad. Fragilidad. Inseguridad. Resbalón. Traspié. Tropezón. Patinazo. Falla. Menoscabo. Deterioro. Desperfecto. Daño. Imperfección. Infracción. Negligencia. Omisión. Olvido. Error. Pifia. Extravío. Disparate. Aberración. Condoro. Absurdo. Burrada. Herejía. Tontería. Estupidez. Barbaridad. Insensatez. Bestialidad. Irracionalidad. Imprudencia. Ferocidad. Crueldad. Despropósito. Pachotada. Desvarío. Locura. Delirio. Silencio. Pastillas. Dormir. Dormir. Dormir. Y no soñar.

martes, junio 10, 2008

LLAVES


El hombre entrega las llaves. Las mismas llaves que abrieron y cerraron tantas veces esa puerta. Las llaves que se perdían, se encontraban y se volvían a perder. Esas llaves que siempre molestaron en el bolsillo derecho, que se helaban en invierno y que más de una vez fueron el juguete preferido de sus hijas. El hombre y sus llaves. Llaves que le recuerdan, que le sacan un par de lágrimas, que le encogen el corazón. Toma, ahí están las llaves, dice, antes de cerrar por última vez esa puerta que hoy se le vuelve cada vez más y más extraña.

viernes, febrero 29, 2008

LLAMADA


Marca un teléfono. 225 45 62. No hay nadie. Marca otro. 09 534 32 26. Ocupado. Se dirige al baño y se mira al espejo. Está pálido. Transpira helado. Marca de nuevo. 225 45 62. Nadie contesta. Insiste con el otro. 09 534 32 26. Sigue ocupado. Se sienta en el living. Toma una revista vieja y empieza a hojearla. Una miss universo. Un futbolista. Un programa de televisión. Tiene la garganta seca. Se levanta y se sirve un vaso de agua. Se lo toma. 09 534 32 26. Buzón de voz. 225 45 62. Nadie. Enciende un cigarrillo. Fuma hasta la mitad y lo apaga contra el cenicero. Da vuelta por la casa y entra nuevamente al baño. Mira su cepillo de dientes, el jabón, una máquina de afeitar. Sale del baño, entra a la pieza, sale de la pieza. En el pasillo lo intenta de nuevo. Ni uno ni el otro. Nadie quiere contestar su llamada. Se saca la polera. Otro vaso de agua. Enciende la televisión. Cambia de canales y se detiene en un documental sobre elefantes. Deja el televisor encendido, va a la cocina, abre el refrigerador, lo mira detenidamente, saca una manzana, apaga el calefont, vuelve al baño, vuelve al living, vuelve a la revista, vuelve a la pieza, vuelve al televisor, vuelve a los elefantes, vuelve a llamar.

sábado, noviembre 17, 2007

PASO DE CEBRA




Lo atropellan. La cabeza contra el pavimento. Un hilo de sangre por la boca. Entre las piernas: la tarjeta BIP!, la billetera, el carnet de identidad. Monedas. Muchas monedas. Fósforos, los Viceroy de siempre. Una boleta de farmacia. El párpado que se abre. El párpado que se cierra. Como suele suceder en estos casos, su propia vida en 30 segundos: su primera comunión, el primer beso robado, la fiesta de 15, los resultados de la PSU, el cáncer del papá, el orgasmo en calle Bandera, los ojos de la novia. Ahora la mirada desenfocada. El cemento frío. La sal en la boca. Las piernas dormidas. Un extraño ruido en la oreja izquierda. Cierra los ojos. Escucha voces. El conductor que niega. Palabras de consuelo. Un bocinazo. El llanto de un niño. Una sirena lejana. Los testigos de siempre. El grito de una mujer. La voz de Dios.

FENOMENO


La micro se detiene en el paradero. El monstruo sube sin previo aviso. El chofer da vuelta la cara. Molesto. Irritado. Asqueado. Los pasajeros absorbidos en sus propios pensamientos: Dejé el calefont encendido. Mi mujer es una puta. Cómo mierda llego a fin de mes. El monstruo balbucea algunas palabras. Que tiene hambre. Que se siente solo. Que la vida es larga y dura. Que la Mano, que su maldita Mano. Un dos tres, se lanza por el pasillo en busca del pan de cada día. Arrastrando los pies, el alma y la Mano. Se detiene frente a cada pasajero. El chic to chic más espantoso de la Tierra. El horror va inundando la máquina. Hombres y mujeres frente a una mano gigantesca, extraordinaria, bestial. Rostros desencajados deseando llegar a sus casas y olvidar al Fenómeno. Una función privada (y gratis) del club de los esperpentos. Una monedita (la mano que respira). Una monedita (la mano que te mira). Una monedita (la mano que le da de comer). Nadie se mueve de sus asientos. Nadie es capaz de quitarle la vista a esa injusticia de la naturaleza. El monstruo llega al fondo de la micro. Ninguna moneda. Ni siquiera compasión. Sólo vergüenza. La estúpida vergüenza de cada día. Ding dong. El monstruo toca el timbre. Se baja en el próximo paradero. Con su mano a cuestas. Con las ganas de esconderla. Con el sueño de que algún día la tijera de Dios mutile su tragedia. Los pasajeros vuelven a tranquilizarse. A esconderse en sus propios pensamientos. Que el calefont, que la puta, que el fin de mes. El monstruo se pierde en la multitud. La Mano le va indicando el camino.

sábado, noviembre 03, 2007

CEREMONIA


Se arregló la chaqueta, el pantalón y la corbata. De riguroso negro, notó el brillo impecable de sus zapatos. Se miró al espejo. Una gota de sudor le corría por la frente. Estaba nervioso y ya era hora de comenzar la ceremonia. Nunca le gustaron las formalidades. Menos las iglesias. Contó hasta tres y entró por una puerta lateral. Estaban todos. Se acercó al altar y le tomó la mano. Dijo: Te amo y te amaré por siempre. Luego, cerraron el cajón.

SORDERA


Los bocinazos. El pito del carabinero. Los alaridos de los ambulantes. Los cantos de la barra brava. El ladrido de un perro. El heladero de la esquina. La campana de la Catedral. Los garabatos del borracho de siempre. Los quejidos de la muchedumbre. Su nombre en la boca de una belleza. ¡Gastón! ¡Gastón!. La ciudad lo llamaba a gritos. Y él, como si nada.

sábado, mayo 12, 2007

ROSA


El hombre es chileno, hijo de genoveses. La mujer es madrileña, hija de valencianos. Ambos se conocieron en un barco que zarpaba desde Génova hacia Valparaíso, con escala en Valencia y en un sinnúmero de puertos sudamericanos. El hombre le echó el ojo apenas el barco dejaba atrás el puerto español. Pero su timidez exagerada lo llevaron a guardar silencio durante todo la travesía por el océano atlántico. Recién intercambió un par de palabras al atravesar el Canal de Panamá. El hombre, frente a la costa colombiana y superando todos sus temores, la sacó a bailar después de pedir solemnemente permiso a sus padres. El primer beso se lo dieron entrando a costas chilenas, frente a Iquique, en una noche despejada de luna llena. Al llegar a Valparaíso, se despidieron con un abrazo lleno de promesas. Los padres de ella miraban de reojo. El tomó un bus hacia Quilpué y ella el tren hacia Santiago. 3 años más tarde se casaron en una fea iglesia de calle El Aguilucho. Yo me convertí en su primer hijo. En un arranque de originalidad, me bautizaron con el mismo nombre de pila de mi padre. Una mañana de sol, mi madre me vio en el jardín con la mirada perdida sobre una rosa. Hoy tu hijo estuvo mirando una flor en silencio durante 10 minutos. Va a ser poeta. Dios nos libre, dijo mi padre, antes de llevarse la primera cucharada de un plato de apetitosas lentejas.

domingo, febrero 11, 2007

RECETA


Saca la carne molida y la deja sobre el mesón. Toma 6 cabezas de ajo y los corta en pequeñas rebanadas. Toma de la despensa un tarro de salsa de tomates. Abre el tarro. Un poco de sal, pimienta y hunde sus dedos en la carne molida. La amasa. Fríe cebolla picada en cubitos en un pequeño sartén. La cebolla frita la deposita en una olla. También la salsa. Pone harina en un plato. Mientras amasa, va introduciendo el ajo picado. Hace pequeñas bolitas de carne que luego son espolvoreadas con harina. Echa aceite en una gran sartén. Enciende la cocina. Cuando el aceite está hirviendo agrega las bolitas. Mientras tanto pone al fuego la olla con la salsa y la cebolla. Las bolitas de carne deben quedar doradas por fuera y crudas por dentro. En ese punto siempre ha sido estricto. Así le enseñó su madre. Coge una y la parte en dos con un cuchillo. Perfecto. Apaga el sartén y pone la carne en la olla donde hierve la salsa. Agrega un vaso de agua. Tapa la olla. Tienen que pasar 25 minutos a fuego lento para que queden en su punto exacto. Enciende un cigarro y abre la ventana de la cocina. Afuera se escucha a unos zorzales juguetear entre las uvas del parrón. Suena el teléfono en la casa del vecino. En la radio del living canta Doménico Modufno. Pasan 5, 10, 15, 20, 25 minutos. Apaga el fuego y prueba una de las albóndigas. Exquisita. Recalienta en el microondas una fuente con el puré de la noche anterior. El plato está listo. Una a una va depositando las albóndigas sobre el puré. Termina el rito con grandes cucharadas de salsa sobre el plato. Cierra la ventana, prepara una bandeja con los cubiertos, una servilleta de papel, un vaso de coca cola y el salero. Pone el plato en la bandeja y se va a la pieza. Enciende el televisor y se come sus albóndigas viendo la segunda edición del noticiario. Un rico almuerzo de día domingo. Después duerme una siesta. Lo despierta el timbre. Es su vecina. Por casualidad, ¿ha visto a mi gata Clementina?, pregunta la mujer. No, pero si la veo le aviso, contesta cortésmente. Cierra la puerta. Va a la cocina y se pone manos a la obra. La moledora de carne ya está llena de hormigas.