Saca la carne molida y la deja sobre el mesón. Toma 6 cabezas de ajo y los corta en pequeñas rebanadas. Toma de la despensa un tarro de salsa de tomates. Abre el tarro. Un poco de sal, pimienta y hunde sus dedos en la carne molida. La amasa. Fríe cebolla picada en cubitos en un pequeño sartén. La cebolla frita la deposita en una olla. También la salsa. Pone harina en un plato. Mientras amasa, va introduciendo el ajo picado. Hace pequeñas bolitas de carne que luego son espolvoreadas con harina. Echa aceite en una gran sartén. Enciende la cocina. Cuando el aceite está hirviendo agrega las bolitas. Mientras tanto pone al fuego la olla con la salsa y la cebolla. Las bolitas de carne deben quedar doradas por fuera y crudas por dentro. En ese punto siempre ha sido estricto. Así le enseñó su madre. Coge una y la parte en dos con un cuchillo. Perfecto. Apaga el sartén y pone la carne en la olla donde hierve la salsa. Agrega un vaso de agua. Tapa la olla. Tienen que pasar 25 minutos a fuego lento para que queden en su punto exacto. Enciende un cigarro y abre la ventana de la cocina. Afuera se escucha a unos zorzales juguetear entre las uvas del parrón. Suena el teléfono en la casa del vecino. En la radio del living canta Doménico Modufno. Pasan 5, 10, 15, 20, 25 minutos. Apaga el fuego y prueba una de las albóndigas. Exquisita. Recalienta en el microondas una fuente con el puré de la noche anterior. El plato está listo. Una a una va depositando las albóndigas sobre el puré. Termina el rito con grandes cucharadas de salsa sobre el plato. Cierra la ventana, prepara una bandeja con los cubiertos, una servilleta de papel, un vaso de coca cola y el salero. Pone el plato en la bandeja y se va a la pieza. Enciende el televisor y se come sus albóndigas viendo la segunda edición del noticiario. Un rico almuerzo de día domingo. Después duerme una siesta. Lo despierta el timbre. Es su vecina. Por casualidad, ¿ha visto a mi gata Clementina?, pregunta la mujer. No, pero si la veo le aviso, contesta cortésmente. Cierra la puerta. Va a la cocina y se pone manos a la obra. La moledora de carne ya está llena de hormigas.
domingo, febrero 11, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
7 comentarios:
Ahhh, tal y como las hacía su mami...creo que seguiré la receta exceptuando el lugar de origen de la carne. Me encanta cuando actos que pueden ser reprobables o extraños para algunos aparecen como son a los ojos de quienes los realizan, totalmente naturalizados, parte de la vida.
Saludos veraniegos
Me gustó el relato, y aunqu eno me gusta ni la carne ni el puré me dieron ganas de comer con al receta qeu describiste.
sería un buen almuerzo pa un dia domingo.
aquí otro cuento con escalofríos hacia el final y gatos que salen mal parados...
manda la dirección y me dejo caer un domingo a la hora de almuerzo... para probar tu "mano"... porque seguro las albóndigas estarán buenas! je je je
Hola...
Pasaba a saludar...y saber de ustedes....
También es una invitación a que visites mi blog. No hay mucho, pero algunas cosillas nuevas...
abrazos,
blogmático
Te dejo una invitación para que visites mi sitio...será interesante contar contigo!
¡Caray, se tiembla la mano...!
¡Con las ganas que tengo de deshacerme de 24 gatos...!
Daanroo
Publicar un comentario