sábado, septiembre 11, 2010

FRIO


Estuve con él. Sólo ahí. En un pieza blanca y silenciosa. Afuera se escuchaban los sollozos de la familia. Adentro nada. Le toqué la frente. Era un hielo. Su rostro cansado y sereno. Tenía mal puesta la corbata. Su pelo le caía sobre sus orejas en forma desordenada. El siempre iba bien peinado. Le toqué la mano. Le acaricié el rostro. Tuve un llanto ahogado. Me sonó el celular. Me palpitó el ojo izquierdo. Me soné. Lo toqué de nuevo. Le di un beso de despedida. Lo miré por última vez. Abrí la puerta. La cerré. Por primera vez mi abuelo era un cadáver.

1 comentario:

Anónimo dijo...

frase final como filo de cuchillo.