viernes, septiembre 16, 2005

CITÉ


Son 12 familias. 37 personas. Todos entran y salen sólo por una puerta. La puerta se abre y se cierra cada 3 minutos. Que entran, que salen, que se devuelven, que se arrepienten. Vivo frente a esa puerta. Mi casa. Pareada. 2 pisos. 4 habitaciones. Lindo jardín. Todos los domingos ellos hacen almuerzos comunitarios. Poca carne. Mucho vino. Poca hambre. Mucha sed. Después del tinto juegan fútbol. Los 37 vecinos desparramados por el pasaje. Mujeres, hombres y niños. 2 equipos. 1 pelota. Muchos goles. Mi auto es cancha. Mi puerta también. Una vez los reté a todos. Necesito dormir, grité. Los 37 se rieron. A carcajadas. Cerré la puerta lleno de vergüenza.

Hoy la calle está silenciosa. La puerta ha permanecido cerrada. Todo el día. No hay risas. No hay tinto. No hay goles que celebrar. Anoche se echaron a uno se comenta en el pasaje. Cuchillazo al centro del corazón. El cuerpo descansa sobre la mesa comunitaria. Con el puñal tieso sobre el pecho. A vista y paciencia de las 12 familias. Los niños lo miran indiferente. Las mujeres rezan por el alma. Los hombres se escarban los dientes. Nadie vio nada. Nadie escuchó nada. A esa hora todos dormían. Apareció muerto. Acostado sobre la mesa. Azul. Frío. Fiambre. Un ajuste de cuentas a dos cuadras de una comisaría. Dicen que por cagón. Porque al infeliz se le ocurrió vender la pelota.

20 comentarios:

Juan Pablo Tapia dijo...

Hola! Creo que alguna vez nos conocimos por pega con una autopista de por 1/2, aunque lo relevante es un walter amigote grandote en común. Eeehhh...espero no se moleste si incluyo sus honestas palabras de fluida lectura en mi blog.
Felicidades!!

lunática dijo...

Haber si hago visitas continuas a este blog, porque este último relato también ta bueno..digamos que sólo no me gusta la palabra fiambre (pero eso es personal)
Buen relato.
Un beso
Chau

nadie dijo...

Resulta que los cités son algo que le importa a pocas personas, resulta que entre esos pocos estamos nosotros. La ciudad podría ser tan distinta ¿no?...El cielo protector es una de mis novelas favoritas.

piolilla dijo...

Es que a quién puede ocurrírsele vender la pelota! Hay que estar loco, si era uno de los centros de todo. Bien merecido se lo tenía, y que Dios guarde su alma en paz.

La Carpa del Diablo dijo...

Una chica azul se fue a vivir a un cité, la ayudé a mudarse, arrastré un inmenso cuadro de Clint Estwood, un par de cajas y ese día se acabó todo. Me perdí el cité, pero simpre que puedo me arranco a la Caleta Bulnes para al menos estar cerca de esos días en Azul, ahi, a metros de la despedida en el Cité de Bulnes.

Siempre huyo ebrio de ese puto recuerdo, delicioso recuerdo.

Grande Forno, que historia me trajiste de vuelta.

Vero dijo...

tengo una amiga que una vez vivió en la primera casa de un cité. Una vida casi de comunidad, en la que, por cierto, no puedes mandarte numeritos como querer acabar con el partido, o, menos, vender la pelota de todos.
Creo que no estoy hecha para vivir entre tantos, pero hay personas que adoran esa vida de a varios.
Como las grandes familias.
La mía, es pequeña, muy pequeña.
v.

Mexxe dijo...

Ahora a los cités les llaman "condominios".

Javier Sanfeliú dijo...

Y cité dijera que ya es hora que publiques tus micro cuentos? Ya pues, tómese un par de cubas libres y a presentarlos de una vez por todas, señor.

Rafaella dijo...

Pase a devolverte visita. Muy buen blog.No se lo que un cite,pero por lo que cuentas debe ser algo parecido a lo que aqui llamamos "conventillos" ah, y el tipo ese se lo mercia...
Un gran abrazo!

Pilar dijo...

Que historia tan bien relatada, me ha gustado mucho, es tragicomica, admito que me rei, que pena...
Me gustó tu blog, hasta pronto.-

p.d.: Si eres Hugo, entonces felicitaciones por lo del cuento.-

nadie dijo...

Ah! también está eso de que los cuentos no son cosa fácil.
Hugo Forno, un ser real, escribe ficciones. Una ficción, nadie, escribe realidades.Por cierto, tus ficciones son -desde el punto de vista literario- muchísimo más valiosas. Me encanta leerte, esto será un vicio.

elcieloprotector dijo...

gracias gracias gracias

Icy dijo...

Pero qué buen relato mi querido Conde!!!!

Me hiciste recordar unos cités que hay cerca de Portugal con Avda. Matta que son asi, tan juntitos que todos se hablan desde las ventanas!!!!

No sabes como envidio (sanamente) tu talento!!!!

Un besito y buen fin de semana!!!

Con profunda admiración.

Sra. Chayo dijo...

buena historia =)

Bárbara Avello Vega dijo...

uuuuuyyyy hace tiempo que no comentaba aqui...

crees que se tenia bien merecida la muerte por vender la pelota?


FELICITACIONES Hugo por lo de santiago 100 palabras... !!!felicitaciones!

hasta luego. atte. la C.M.L.

nadie dijo...

Cuando saldrán los resultados? Para leer esas menos de cien palabras de manos del cielo protector...digo yo...

elcieloprotector dijo...

octubre. en la feria del libro.

Francisca Westphal dijo...

Los cite o conventillos guardan la sensación de comunidad, de "vecinita deme un poco de azúcar" y cooperan son solidarios dentro de su realidad. Yo soy viñamarina y porteña de corazón y asistente social, y los veía muy seguido en el centro de la ciudad, en el centro bien centro de la ciudad, al lado de los supermercados grandes y los bancos... cómo no reconocer que son parte de nuestra cultura?

Mis Nuevos Aires dijo...

Excelente relato... debe ser complicado vivir tanta gente en un mismo lugar.. prefiero los espacio mas chicos y con menos gente..
Aunque el que lo hayan matado por una pelota.. no me parece tan irreal.
Saludos!
Clau

LMP dijo...

Por pelota le pasó pues.