lunes, junio 27, 2005

SOPA DE AGUA


El idiota tiene hambre. Corre hacia la cocina. Tropieza contra la pared. Un golpe. Dos golpes. Tres golpes. Todos secos. Todos golpes de idiota. La casa está vacía. Sus padres están en misa. El idiota tiene prohibida la entrada a la Iglesia. Culpa de un domingo. De un domingo de ramos. Bajarse los pantalones entre los salmos no fue apropiado. Mear a la virgen, menos. Los feligreses gritaron de espanto. Su madre de pena. El padre de vergüenza. El cura le dijo idiota. El idiota lo llamó mamón. Cura mamón. A esta hora, la cocina quieta. Una trágica taza de té sobre la mesita y la olla que hierve a fuego lento. Mientras, la misa corre suave. Fieles contra infieles. Perdones contra pecados. Justos contra injustos. A la madre le llora el corazón. Al padre el bolsillo. Al cura la culpa. Ahora el idiota quiere comerse la sopa. Ahora la madre se acuerda de la olla. Sopa. Sopa. Sopa. Comerse la sopa. Sin cuchara. Sin la fría cuchara de todos los días. Y como no hay tiempo que perder. Y como el hambre lo perturba. Manos a la obra. Y levanta la tapa de la olla. Y mira hacia a un lado. Y mira hacia el otro. Y el vapor le moja la cara. Y el estómago se retuerce. Y la boca exige lo suyo. Y el idiota esboza una sonrisa. Su ingenua sonrisa idiota. Y cierra los ojos. Y los puños. Y el alma. Y splash. Sumerge su rostro en la olla. Su rostro idiota envuelto en un grito de idiota. Silencio. Silencio en la iglesia. Por mi culpa. Por mi culpa. Por mi gran puta culpa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ffs

ignacio dijo...

QUE IDIOTA...

Anónimo dijo...

Celebro enormemente el hallazgo. Dar con tu blog fue un hecho fortuito, pero que regrese constantemente a él se justifica con límpida prosa, con tus breves y buenos y redondos relatos. Gracias.