sábado, noviembre 03, 2007

CEREMONIA


Se arregló la chaqueta, el pantalón y la corbata. De riguroso negro, notó el brillo impecable de sus zapatos. Se miró al espejo. Una gota de sudor le corría por la frente. Estaba nervioso y ya era hora de comenzar la ceremonia. Nunca le gustaron las formalidades. Menos las iglesias. Contó hasta tres y entró por una puerta lateral. Estaban todos. Se acercó al altar y le tomó la mano. Dijo: Te amo y te amaré por siempre. Luego, cerraron el cajón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

....todos lloraban sin siquiera imaginar que él nuevamente la miraba a los ojos y le repetía: te amo y te amaré por siempre; ella con su limpia mirada le dijo: cumpliste tu promesa de esperarme.........(mientrás los sollozos se perdían a lo lejos).