Los bocinazos. El pito del carabinero. Los alaridos de los ambulantes. Los cantos de la barra brava. El ladrido de un perro. El heladero de la esquina. La campana de la Catedral. Los garabatos del borracho de siempre. Los quejidos de la muchedumbre. Su nombre en la boca de una belleza. ¡Gastón! ¡Gastón!. La ciudad lo llamaba a gritos. Y él, como si nada.
sábado, noviembre 03, 2007
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1 comentario:
buena!
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