viernes, agosto 12, 2005

CINZANO


Don Pepe espera a un costado del baño de caballeros. Está sentado en su miserable banquito de madera. Esta noche, el bar está lleno. Parejas enamoradas. Mujeres feas. Hombres tímidos. Una familia. Un niño-nieto muerto de sueño. El mozo Riveros le da la señal. Don Pepe se desliza torpemente desde su improvisado camarín. Las mesas interrumpen sus conversaciones. La cojera del artista se hace notar. Los clientes se pegan codazos. Se miran nerviosos. No saben si reír o llorar. Don Pepe ya está sobre el escenario. Pantalón blanco (se le traslucen los calzoncillos. Alguien pregunta si no se trata de un pañal de adulto. Risotada general). Camisa blanca. Botas blancas. Chaleco blanco. Chaquetilla de torero. Exceso de ropa para su escaso metro cincuenta. Un anillo en cada mano. Una gran cabeza calva-rosada-prehistórica. Su ojo de vidrio, la guinda de la torta. Don Pepe mira al guitarrista. Luego al pianista. Guitarra y piano comienzan una alocada carrera. Don Pepe Valencia -el Gitanillo del Cerro Barón- canta sobre el escenario. Como todas las noches. Como todas las últimas noches de los últimos 35 años. Granada tierra soñada la la lá. El silencio reina en el Cinzano. Ahora la voz de don Pepe manda en el lugar. Una pareja de viejos se toman las manos. Los mozos detienen sus entregas. El administrador deja de contar billetes. Un respeto demoledor que aprieta el pescuezo. 5 canciones y el bar explota de emoción. Don Pepe ha terminado su show y recibe un merecido aplauso. Aplausos. Aplausos. Más aplausos. El público de pie. Don Pepe lo ha hecho de nuevo. Su ojo de vidrio brilla más que nunca. Su cojera pasa al olvido. Su estampa crece en forma endemoniada. El público le pide un bis. Pero Don Pepe sabe que no puede. Otro artista espera su turno. Por eso, las disculpas del caso. Es la hora de su retirada. Como un ceniciento posmoderno. Hora de volver a sentarse a su banquito de madera. A un costado del baño de caballeros. A esperar. A esperar la nueva señal del mozo Riveros, las 7 lucas de paga y la sabrosa cazuela de todos los días.

7 comentarios:

Bárbara Avello Vega dijo...

me gusta cómo escribes... es entretenido leerte

Javier Sanfeliú dijo...

forno, cienfuegos está perdido dentro de la red gritando cosas como el vino, el vino, las peluquerías y otras cosas... ¿juntémonos el miércoles con él?

Y sí, tuvimos sobremesa con el viejo. Notable.

Y sobre viajes, recuerda que estuvimos en buenos aires cuando boca salió campeón y llegamos al obelisco con un taxista aterrado. Qué chelsea. Los de boca tenían hasta lanzallamas.

Barbie es tu fan. Cuidela. Es una princesa.

Roberto Arancibia dijo...

Don Pepe y su Granada, tierra soñada por tí, me invitan a ponerme al día con lo tuyo.
Llego hasta abajo.
Y bien, bien escrito.

elcieloprotector dijo...

Te acordai? Baires rugía. El jueves. Mièrcoles imposible. El jueves quiero y puedo. El jueves tengo que olvidar un par de cosas, asì que el vino me harìa bien.

elcieloprotector dijo...

gracias barbie
gracias roberto.

Gabiota dijo...

Interesante tu historia, como la de esos programas de moda que muestran a idolos y heroes cotidianos y anónimos.

elcieloprotector dijo...

programas de moda? como la granja? DIme que estoy equivocado... por favor.